Entró en el vagón agitando el lánguido sopor que reina en los trenes que viajan por la noche. Patrizia, se llamaba, y al mirarla aún podían leerse los vestigios de una época dorada. Hablaba con ímpetu y seguridad, tal vez a causa de un pasado en el que su encanto la obligó a mostrarse fuerte.…
