Hubo un tiempo en el que no fui feliz. Quería unas cosas y hacía las contrarias. Estaba triste, apagado, sin luz. Enfermé. Contracorriente, fui dirigiendo mis pasos y quehaceres hacia aquello que se aproximase a lo que sentía que deseaba hacer. Algo relacionado con las cámaras, algo creativo y divertido, algo que me permitiera inyectarle colores a mi ser. Entonces todo empezó a cambiar. Comencé a explorar mundos desconocidos, a bailar descalzo sobre el infinito y a conversar, vis a vis, con mi verdadero espíritu. Hasta que un día este me confesó que, ya que me había atrevido a modificar mis rumbos, lo hiciera a lo grande y me lanzara a algo más arriesgado, más extremo: A LA VIDA EN BRUTO.
¿Quieres evitar la vida o quieres experimentarla? ¿Quieres que pasen cosas o mejor que no pase nada? Yo lo tengo claro: QUE PASEN. Asfalto y tierra. Lugares y personas, caídas y averías, triunfos y fracasos, amores y desamores, picos de colores y depresiones oscuras. Chavales: yo aquí he venido a probar. TODO. Lo bueno y lo malo, lo seguro y lo peligroso, luces y sombras, planos visibles e invisibles. Hay que asumir los peligritos del camino, pues son inherentes a toda aventura, ya que, sin ellos, la aventura, en realidad, no sería aventura.
Como querer querría tantas cosas en la vida que no sé ni por dónde empezar. Empiezo, tropiezo y comienzo de nuevo cuando siento que estoy donde no debo estar. A mí árboles, montañas y volcanes siempre me gustaron, erupcionando cuando tenían que erupcionar. Por eso, agradezco tener consciencia de ser, vivir y respirar. Soy feliz con lo que tengo, con lo que viene y se va. Lo único permanente es el cambio: eso es ley universal. Cada día más humano, más persona en mi lugar. Nada se retiene… todo está donde debe estar. De ahí el motivo de mi alegría: no habito el qué sería sino lo que fui en su totalidad. Te mando un abrazo, Colombia mía, porque florecí en tus rutas, y ahora, recordándolo, vuelvo a volar.
Poesía aparte, me gusta creer que Soy Tribu es el origen de muchas otras cosas y que algunos de los mensajes y palabras que lanzo al mundo llegarán a producir un cambio que, a su vez, traerán otros cambios. Y para que eso suceda, he de integrar tanto golpes como abrazos. Esto es así: acción-reacción. Causa-consecuencia. ¡Para evolucionar tienen que pasarnos cosas! Para que el bosque nuevo nazca, a veces el anterior ha de marchitarse. Entonces, siendo así, díganme… ¿Quieren evitar la vida o quieren experimentarla? ¿Quieren que pasen cosas o mejor que no pase nada? Insisto: QUE PASEN. Que no haya miedo a sentir, que no haya miedo a probar, que no haya límites para alcanzar la inigualable satisfacción… de sentirse vivo.